El WEC pisa los talones a la Fórmula 1: El meteórico ascenso de las carreras de resistencia

Mientras que en torno al Gran Premio anual de Bélgica, los organizadores responden mejor (esa es la palabra, no "bien") a la afluencia de los numerosos aficionados, los visitantes de las 6 Horas de Spa-Francorchamps tienen dificultades. Tal vez a los habitantes de las Ardenas les haya pillado desprevenidos el éxito del WEC, que se ha abierto paso a pasos agigantados en poco tiempo. Tanto en número de visitantes -Imola, por ejemplo, estaba abarrotada de entusiastas tifosi hace unas semanas- como en el nivel del deporte.

Los fabricantes se alinean para el WEC

Después de que Toyota dominara el WEC durante años -en parte porque apenas había competencia para los japoneses en la categoría principal, aparte de Porsche-, el número de fabricantes que entran en la categoría de hipercoches aumenta cada año y se ha vuelto mucho más emocionante. Ferrari se unió poco antes (el equipo ganó las 24 Horas de Le Mans en el '23, ed.), le siguieron Alpine, Cadillac y Peugeot, y esta temporada BMW, Lamborghini e Isotta Fraschini también entraron como equipos de fábrica. Además, Porsche y Ferrari tienen equipos cliente, que consiguen competir en cabeza. La próxima temporada, Aston Martin también se presenta con un hipercoche.

Gracias a los equipos de fábrica, el WEC se ha convertido en una opción muy interesante, tanto financiera como deportivamente, para los pilotos de mayor reputación, regularmente curtidos en la Fórmula 1. Sébastien Buemi, Nyck de Vries, Robert Kubica, Jean-Éric Vergne, Antonio Giovinazzi y, sobre todo, Jenson Button (ex campeón de F1 ) son nombres llamativos de la categoría, pilotos por los que los aficionados acuden en masa a los circuitos.

La generación joven elige el WEC

Mientras que en el pasado el WEC era a menudo un refugio para pilotos de edad avanzada, hoy en día cada vez más pilotos "jóvenes" ven las carreras de resistencia como una buena estación (final) en su carrera. No es ningún secreto que a Mick Schumacher (25) le habría encantado pilotar en Fórmula 1, pero en lugar de quedarse sentado en casa, el alemán decidió unirse a Alpine en el WEC. No es el único de una hornada más joven que eligió con confianza el WEC como una excelente alternativa a la Fórmula 1. Hombres como Robert Shwartzman (24) y Callum Ilott (25) también se han enamorado de los hipercoches.

Sébastien Buemi (35), cuatro veces campeón del mundo del WEC, entiende perfectamente por qué la categoría es atractiva para los pilotos con talento: "Creo que si miras la parrilla, ahora hay muchos asientos disponibles, con todos esos fabricantes. Por supuesto, como piloto joven, si ves que la Fórmula 1 no es realmente una posibilidad, entonces quieres convertirte en piloto profesional y aquí hay muchas oportunidades. Pero el nivel es extremadamente alto ahora", dijo el suizo.

Las tribunas del WEC están abarrotadas

Y ese alto nivel atrae cada vez a más espectadores. Que se agotaran las entradas para la carrera de Le Mans no debería sorprender a nadie. Las gradas abarrotadas en Imola y las al menos 50.000 personas que se esperan este sábado en Spa confirman que la categoría de carreras está en auge, siguiendo el ejemplo de la Fórmula 1. Esto tampoco ha pasado desapercibido a la FIA. De forma similar a lo que ocurrió con la Fórmula 1, la federación de automovilismo está intentando hacer del WEC un acontecimiento para toda la familia, con castillo hinchable incluido para los más pequeños. Incluso los puestos de merchandising han hecho su entrada en el circuito. ¿El artículo más vendido? Una gorra de Valentino Rossi, el antiguo campeón de MotoGP que actualmente compite en el WEC.

A diferencia de la Fórmula 1 -y la FIA lo agradecerá-, los equipos y pilotos de las carreras de resistencia son mucho más accesibles. Los aficionados son bienvenidos en el abarrotado paddock -que no tiene nada que envidiar al de la F1 en cuanto a autocaravanas y unidades de hospitalidad- y a menudo los pilotos se pasean entre la multitud. Es el encanto añadido de una categoría que está creciendo. El único "peligro" es que el WEC dé un estirón tan grande que las carreras de resistencia lleguen a ser tan grandes como la F1. La masividad podría quitarle mucho encanto al WEC.